Sobre la expresión y la formación escénica en la escuela de teatro el timbal
- el timbal ESCUELA
- el timbal FORMACIÓN
La función del pedagogo/a teatral en la formación escénica en la escuela de teatro el timbal
Como pedagogos/as teatrales nuestra tarea es, entre otras, facilitar que los actores y las actrices se expresen mediante el juego.
En los cursos regulares de el timbal –nuestra formación para personas adultas que desean justamente eso, indagar en su expresión a través de el teatro–, esta función es clave y ayuda a que los y las participantes inicien un camino expansivo de crecimiento y desarrollo personal que aporta muchos beneficios para las vidas de las personas en diferentes ámbitos (socializador, comunicativo, psicológico…). Para conseguirlo, muchas veces es necesario desaprender algunos aspectos para poder rescatar o hacer aflorar la espontaneidad que se ha ido disipando.
En cuanto a la expresión y formación escénica en nuestra escuela de teatro en el caso de los estudios profesionales, sin embargo, nuestra tarea es facilitar que puedan expresarse no sólo con mayor profundidad sino que su gestualidad sea cada vez más precisa y comprensible para los y las espectadoras. Por supuesto que buscamos que los y las intérpretes se jueguen expresando, pero no sólo. Sería, por decirlo de alguna manera, como hacer crecer esa expresividad que traen y potenciarla y estructurarla hacia una que pueda conducir la mirada del público, pues, al fin y al cabo, un actor/actriz no es más que un comunicador/a experto.
Sin embargo, en los dos casos, podemos afirmar después de años de trabajo docente, que nuestro trabajo provoca cambios. En relativamente poco tiempo las personas empiezan a expandirse y la creatividad toma espacio. Ver como esto sucede delante de nuestros ojos es un gran regalo y da sentido a nuestra profesión.
El camino
Sea como fuere, el camino del desarrollo de la expresión es precisamente eso, un camino. A veces parece que durante sesiones en clase no ocurre nada, que el camino no lleva a ninguna parte, y de repente, un día, aparece una senda que antes ni divisábamos. De la misma manera, hay subidas, bajadas, piedras que dificultan y horizontes que nos alientan. Y lo importante, como siempre, es ese camino. Queremos compartir algunos de los pequeños grandes cambios que durante la formación van surgiendo en los y las alumnas, al ritmo de cada uno/a, y que van conformando ese maravilloso recorrido.
- Sentir el cuerpo como un un aquí y ahora. Estar, experimentarse como ser vivo, superando bloqueos e inhibiciones.
- Sentir, emocionarse, gozar de la propia vulnerabilidad moviéndose, respirando, conectándose y exponiéndose.
- Expresar, dar y recibir, comunicarse: vincularse con los objetos, con los demás, con el espacio y con el tiempo .
- Jugar con y para otros, atreverse, arriesgarse, superarse. Divertirse sin pensar demasiado, dando rienda suelta al niño/a interior, sin juicios.
- Crear, aportar, actuar. Conquistar la organicidad en los proyectos compartidos con el público.
- Reflexionar, tomar consciencia de lo que vamos descubriendo, evaluarse, retroalimentarse.
Como pedagogos/as debemos investigar y acompañar a los y las alumnas en ese camino de conquista de la organicidad, de conexión con nuestro cuerpo, con nuestros afectos, con nuestra inteligencia reflexiva. Y también, especialmente importante en nuestra época hiperconectada a través de pantallas, conseguir poner en contacto a las personas entre sí , en un espacio físico común para compartir, haciendo visible el espacio invisible– en palabras de Peter Brook- de la comunicación” . Para ello es necesario actuar desde una pedagogía que se comprometa con la realización personal de cada uno de los y las alumnas, creando espacios de posibilidad con intención de descubrir. Algunos autores, como Mantovani o Jara, han definido esta pedagogía como la pedagogía del placer , que no es más (ni menos) que “ la ciencia y el arte de educar con, desde, hacia, para, por y a través del placer”.
Cómo enseñar desde la pedagogía del placer
La pedagogía del placer pretende recuperar para los adultos la manera de aprender de los niños/as. Desde el juego y la espontaneidad, divirtiéndonos en un proceso de aprendizaje basado en la curiosidad y la experimentación. Sin dramatizar, sin frustrarse, con entusiasmo, voluntad y esfuerzo, aceptando con naturalidad la dinámica de ensayo y error, y entendiendo que siempre es mejor aprender disfrutando que sufriendo.
Los pilares sobre los que se sostiene esta pedagogía son:
1. Equivocarse
Ante el error, relajación y aceptación. Tomar conciencia de las propias limitaciones, aceptándolas con normalidad y disfrutando tanto de los aciertos como de los errores, porque ambos contribuyen al aprendizaje.
2. Sentido del humor
A través de él somos más eficaces, ya que producen motivación, compañerismo, identidad de grupo, distensión, creatividad y provoca un efecto terapéutico transformador.
3. Feed-back
La autoestima es el principal aliado para cualquier persona que afronta una tarea. Por ello consideramos fundamental dejar hacer al alumno en las improvisaciones desde su capacidad imaginativa singular y resaltar los aspectos positivos primero, para después poder afrontar con más confianza y receptividad la crítica sana e imprescindible en cualquier proceso de aprendizaje.
4. Relación profesor/a-alumno
Basándose en la empatía y no en el status, pues el formador/a también aprende mientras enseña, y, lejos de buscar el lucimiento debe ayudar al alumno/a y ser coherente con lo que enseña.
5. El grupo
El ambiente y la atmósfera que se crea en un grupo juegan un papel importante dentro del aprendizaje individual. Cuanta más complicidad y solidaridad, mejor será el grupo y cuanto mejor sea el grupo mejor le irá a cada persona que lo componga.
6. Evaluación
Cada sesión tiene sus momentos para reflexionar entre todas las personas y evaluar los procesos, individuales o de grupo.
En el timbal, trabajamos desde esta óptica, construyendo conocimiento conjuntamente y entendiendo que cada alumno/a tiene unas necesidades y características que hacen que nuestra tarea como formadores se adapte para sacar de cada uno/a el máximo potencial, mientras hacemos lo que más nos gusta, actuar (jugar).
Bibliografía:
Revista Teoría de la educación, Philippe Merieu.
El teatro, un juego más. A. Mantovani.
El actor/actriz creativa. Alfredo Mantovani y Jesús Jara.