MALAS IDEAS QUE ACABAN SIENDO BUENAS.

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Entrevistamos  a una de las compañías salidas del Posgrado en Creación Teatral que impartimos en la escuela de interpretación el timbal y que acaba de estrenar su primer espectáculo en Barcelona.

“Deberéis crear una comedia de enredos donde cuatro actores/actrices hagan ocho personajes”.

Con esta premisa se encendió la chispa que culminaría con el estreno de Hotel Saphir, pieza de creación colectiva de la Compañía Mala Idea, programada recientemente en Aquitània Teatre, después de un exitoso recorrido por otros municipios catalanes.

Conoceremos de la mano de los propios creadores/as un poco más sobre este viaje que se inició a raíz de esta propuesta que Roger Ribó y Blanca Solé, profesores del Postgrado en Creación Teatral de la escuela el timbal de Barcelona, lanzaron un día a su alumnado.

– Habéis explicado que el proyecto Hotel Saphir nace como resultado de un ejercicio del Posgrado de Creación de el timbal con una premisa clara. ¿Cómo empezó?

– Efectivamente, así fue. Pues una vez superamos el momento “wow ¿cómo haremos esto?!”, que no duró más de dos minutos, también debo deciros, nos pusimos “manos a la obra”. Empezamos a realizar algunas improvisaciones de pequeñas situaciones que podrían generar equívocos y gags y poco a poco fuimos definiendo roles y estructura dramatúrgica.

Hay que decir que ya llevábamos dos trimestres trabajando en el posgrado sobre las dinámicas propias de la comedia (ritmo, energía, forma y construcción de personajes) y por tanto, tenía todo el sentido del mundo que ahora nos atreviéramos a lanzarnos al vacío y probar . Pero la prueba de fuego fue cuando la mostramos al público. Cuando haces comedia siempre hay ese miedo de si reirán o no, de si conectarán….y sí, salió bastante bien!!

– ¿El público rió?

– Sí, mucho!! Fue fantástico descubrir eso.

– Y con el subidón post-estreno decidisteis mover la pieza al circuito profesional, ¿no?

– Bueno, no fue así…. Nosotros, claro, estuvimos muy contentos de la buena acogida por parte del público pero nos faltaba el feed-back del profesorado (¡todo el proceso de creación es autónomo y ellos ven la pieza a la vez que el público!). En esta conversación, sí que los dos coincidieron en que tenía potencial y que, trabajándola más, podría convertirse en un espectáculo con recorrido . Así que, una vez terminados los estudios y viendo la buena sinergia que teníamos a la hora de crear, decidimos fundar la compañía Mala Idea.

Después de varias residencias en las que rehicimos la obra estrenamos una versión definitiva en enero de 2022 en el Teatro l’Amistat de Premià de Mar. Y hemos ido haciendo bolos hasta ahora, que tuvimos la oportunidad de estrenar en Barcelona, ​​en el Teatro Aquitania, experiencia de la que estamos muy satisfechos/as. Hay que decir que todo esto no hubiera sido posible sin el apoyo a la distribución de Paula López, ex-alumna también de la escuela que nos ha dado el empuje que necesitábamos para poder llegar hasta aquí.

– ¿Cómo se trabaja desde la creación colectiva?

– Trabajar entre nosotros ha sido relativamente sencillo porque compartimos un mismo lenguaje y una forma similar de ver las cosas, así que la creación ha sido el resultado del juego y la experimentación permanente, de estar abiertos a las diferentes propuestas que pueden surgir, así cómo poder respetar y valorar cada punto de vista. Desde su visión, recorrido y forma de ver las cosas, cada uno aporta elementos importantes en la construcción de los personajes, las historias o las dinámicas que se plantean en escena. Se trata, sobre todo, de confiar en las herramientas y el criterio de cada uno de nosotros.

Ahora bien, el hecho de haber estado un año cursando juntos en el Postgrado en Creación nos entrenó para trabajar en un proyecto de creación colectiva. Sin experiencia previa en un proceso creativo de estas características, avanzas mucho más a tientas y es más fácil abrumarse o rendirse, y por más ilusión y ganas que tengas te puede dominar la sensación de no saber qué estás haciendo. Y a pesar de siempre habrá (porque tiene que estar) esa sensación de incertidumbre, de no saber a qué resultado vas a llegar, es mucho más fácil, natural incluso, confiar en el proceso, en las compañeras, cuando tienes herramientas y sabes , por experiencia personal, que trabajar, confiar y acompañarnos en el proceso son claves para construir una obra de creación colectiva.

Y añadiría que, aunque puede sonar superficial, pasárselo muy bien en el proceso es un muy buen indicativo de que vamos por el buen camino, porque eso significa que estamos disfrutando, que las cosas fluyen, que nos sentimos alineadas con el proceso y el proyecto (esto no quita los momentos de debates, bloqueos y frustraciones). Y así fue en nuestro caso. Nos lo hemos pasado realmente bien desde que empezamos a idear las tramas juntos, cuando no sabíamos a dónde nos llevaría todo esto, durante cada ensayo y hasta el día del estreno. Diría que es realmente importante disfrutar del proceso, porque no es fácil, requiere mucho tiempo, energía, esfuerzos, al principio incluso dinero. Así que si no hay confianza, esfuerzo y disfrute, probablemente el proyecto se tambaleará.

– ¿Por qué decidisteis contar con un director externo?

– Fue una decisión en el momento en que la pieza ya estaba lista a nivel de estructura y recorrido dramático pero sentíamos que requería de mayor ritmo y ligereza, la sentíamos densa y que no acababa de tener la dinámica propia del género que buscábamos trabajar; además, estando todos en escena era muy difícil saber con certeza cómo mejorar ciertas partes. Así pues, con estas inquietudes buscamos una ayuda externa.

Primero contamos con la ayuda de Dani Coma, que nos orientó a la dinámica de ciertas escenas; y después de Miquel Tamarit (profesor de interpretación de El Timbal), que ha estado involucrado por completo. Él le dio el ritmo que tanto buscábamos. Su trabajo ha sido muy exigente y ha estado cuidando detalles relacionados con el tiempo, las entradas y las salidas, pero sobre todo con la organicidad de las reacciones y en que lo que ocurriera en escena estuviera vivo. Su ayuda ha sido fundamental para tener el producto que tenemos ahora.

– Os llamáis Compañía Mala Idea y hacéis creación colectiva. Alguna buena idea tendréis, ¿no?

– Hehe, sí, a veces…. No, pero ¡¡reivindicamos las malas ideas!! A ver, las buenas ideas son seguras, son útiles, son fiables, están bien. Definitivamente, las buenas ideas nos gustan. Nos encantan, de hecho. Ojalá tuviéramos siempre muchas buenas ideas. Las malas ideas, sin embargo, nos producen rechazo, burla, aversión. Y miedo, mucho miedo. ¿Pero qué tendrán las malas ideas que nos atraen y nos empujan a ir más allá, a explorar lugares desconocidos, donde estamos desprotegidos?

La cuestión es que quizás nosotros no tenemos las ideas. Quizás son las ideas las que nos tienen a nosotros, como las historias que venimos a contar, o los personajes que venimos a dar vida. Porque si hubiéramos podido elegir, habríamos elegido sin duda tener buenas ideas. Y crear una compañía de creación en plena crisis (estábamos en medio del momento más complicado de la pandemia) es, definitivamente, una mala idea.

– Pues de momento, no os está yendo mal del todo….

– No, la verdad que no. ¿Ves cómo las malas ideas molan!?

– ¿Quién es la Compañía Mala Idea?

– Somos una joven (eso de joven es importante, puedes poner emergente, si quieres jajaj) compañía de teatro de creación colectiva donde abordamos diferentes géneros y temáticas de una perspectiva irónica y cómica. Nuestro objetivo es narrar historias para conectar con nosotros mismos ya partir de ahí conectar con el público, conmover y, si es posible, generar algún tipo de reflexión. Lo importante para nosotros es que el público no salga igual que cómo entró. Trabajamos con la esencia de lo puramente escénico, en un proceso de creación honesto que, más allá del resultado, buscamos explorar diferentes lenguajes y formas escénicas, abordar retos personales y sobre todo, divertirnos y disfrutar del proceso.

Y también somos Ana, Alejandro, Claudia Marcela y Arnau. Los cuatro salidos de el timbal, escuela de interpretación de Barcelona.

– La siguiente pregunta era justamente esa…. ¿cuál es su vinculación con el timbal?

–  El Timbal es nuestra casa, aquí nos formamos (Alejandro y Ana en el Ciclo de Grado Superior y Claudia Marcela y Arnau en el Plan de Formación Actoral) y coincidimos los cuatro durante el Postgrado en Creación Teatral, uno postgrado que nos ofreció herramientas muy valiosas para entender cómo contar historias desde los diferentes géneros dramáticos y que impulsó nuestro deseo de convertirnos en creadores/as escénicos a través del juego, la improvisación y el movimiento. El Timbal ha sido el lugar que nos ha acogido y que ha permitido que cada uno de nosotros desarrollara sus propias potencialidades e inquietudes, tanto a nivel artístico, laboral como humano.

– ¿Cómo veis el panorama actual para las compañías de creación colectiva?

– Pues cada vez conocemos más compañías de creación colectiva y más espacios que apuestan por la creación a la hora de ofrecer residencias artísticas, pero, por otra parte, todavía seguimos encontrando a gente que nos pregunta por el autor de la obra . Preguntan por el autor individualizado, como si fuera mérito de un solo creador lo que han visto. Esto nos muestra que, parte del público y del sector, desconoce que una pieza de teatro puede tener muchos creadores y todavía están arraigados al concepto de autor-director-texto. La autoría es compartida puesto que todos hemos participado en el proceso de creación y todos hemos aportado nuestras ideas.

Y es por eso que la ciudad necesita más espacios que apuesten por la creación colectiva. Escuelas como el Timbal, que enseñan e impulsan a las alumnas a crear, a trabajar en equipo y darle valor a sus ideas, son necesarias para mostrar que la creación colectiva es una realidad y lo ha sido desde hace muchos años (allí tenemos el teatro independiente de los años 70 con cías como Joglars, Vol Ras, Comediants… u otras más recientes como Xirriquiteula o Espai en Construcció .

– ¿Qué otros proyectos tenéis entre manos?

– ¡Nos encanta que nos hagas esta pregunta! Jaja. No, en serio, el próximo proyecto de creación en el que estamos trabajando es Cómo eliminar el olor de lejía de las manos, una pieza de creación colectiva que surge, de nuevo, de un proyecto final del Postgrado en Creación. Es la historia de tres camareras de un hotel de lujo que, a partir de un hecho extraordinario que sucede una noche cualquiera haciendo horas extras no pagadas, se les presenta la oportunidad de preguntarse quiénes son y qué quieren: continuar con una vida que hace tiempo que no les aporta nada, de la que no están satisfechas y con la que todas, a su modo, quieren romper; o bien, por primera vez en mucho tiempo, decidir. Decidir quiénes quieren ser, adónde quieren ir, qué quieren hacer.

Se trata de una pieza que navega entre la comedia negra y el drama, cuyo argumento y tramas estarán inspiradas, a veces basadas, en testimonios reales. Apenas hemos iniciado las entrevistas a mujeres que han trabajado como camareras de hotel y en otros perfiles en el sector de la limpieza y de los cuidados. Nos parece esencial conocer en profundidad la realidad de estas trabajadoras para evitar caer en clichés y estereotipos. Y al mismo tiempo queremos abrir este espacio de comunicación y sinergia en un proyecto como éste, cuya inspiración principal es la realidad, abriéndonos a que la realidad modifique y enriquezca el teatro, y el teatro a la realidad.

¡Pues larga vida en la Cía Mala Idea y muchas gracias por vuestro testimonio!

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